Educación y distribución de tareas
Las prácticas matrimoniales eran de dos tipos: la poligamia caracterizaba a los chichimecas del norte, y la monogamia a los del sur; en ocasiones había matrimonios intertribales para hacer la paz entre dos pueblos. En los grupos del sur, el que cometía adulterio lo flechaban junto con la mujer. En la vida matrimonial, cuando la mujer estaba preñada el marido le daba calores con fuego por las espaldas, le echaba agua y, después que había parido, dábale el marido dos o tres coces en las espaldas para que acabase luego de salir la sangre [retoño, hijo], hecho esto tomaban a la criatura y metíanla en un huacalejo.
Se acostumbraba que el hombre se dedicara a la caza, guerra, agricultura y artesanías; la mujer se ocupaba de la recolección de frutos y semillas, así como del acarreo del agua en nopales huecos y guajes.
Los niños tenían como diversión entrenarse en el uso del arco y la flecha; sobre sus diversiones, fray Bartolomé de las Casas nos dice: “tenían un juego de pelota que acá [en México] llaman “batey”, que es una pelota, tamaño como las de viento, sino que es pesada y echa de una resina de árbol muy correosa, que parece nervio, y salta mucho y juegan con las caderas y arrastrando las nalgas por el suelo, hasta que venció el uno al otro. También tiene otro juego de frijoles y canillas, que todos son sabidos entre los indios de estas partes...”. Se han encontrado canchas similares a la de La Quemada, una en San Luis Potosí –Río Verde–, y la otra en el norte de Guanajuato. “En la región caxcan entre el estado de Jalisco –de acuerdo con Beals– hay terrenos para el juego en Teocaltiche, Teuchitlán (abiertas con altares terminales) y Teocaltitlán [...] la cancha más grandiosa es de 90 m de largo y se sitúa al principio de una plataforma en Rancho Nuevo Jalisco”.
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